Quebrantado y humilde de espíritu

 


Isaías 66:2 (b): ".....dice Jehová: pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra".

En la mañana de hoy de me despertado con este texto y, sinceramente no he podido evitar que mis ojos se llenasen de lágrimas. No sé exactamente si es por lo que estoy viviendo en este último tiempo con el Señor, pero cada vez que cojo mi Biblia y me pongo delante del Señor, veo cada vez más la miseria albergada en mi propio corazón, veo lo ruín y miserable que soy, a tal punto, que puedo exclamar junto al salmista: "Mas yo soy gusano, y no hombre" (salmo 22:6a). Entonces al ser consciente de mi pequeñez ante un Dios que es Santo, Santo, Santo me pongo a temblar. 

Si analizamos el contexto en el que este texto está, podemos darnos cuenta de algo, Dios está declarando que Él es el Creador de todo o que existe, de que la tierra es el lugar donde posa Sus pies, pero nada de ésto llama la atención de Su mirada, en otras palabras los que está diciendo es lo siguiente:

"Yo he creado el cielo y la tierra y todo lo que en ellos hay, pero a nada de esto presto atención, nada de esto me interesa, nada me cautiva, nada me agrada, excepto a una cosa: aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra"

No sé si llegas a captar la magnitud del texto pero, el mismo Señor Jesucristo dijo algo similar en Mateo 5:3: "Bienaventurados (felices, dichosos) los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos."  Otras versiones dicen, "los que reconocen su necesidad espiritual". 

Claro, alguien podría pensar: "Vaya, últimamente estás inspirado". Bueno, deja que te diga algo, y que mejor que a través de la misma Palabra.

Proverbios 16:18-19: "Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los soberbios."

Dios ha estado trabajando de una manera especial con mi carácter y en particular con mi propio corazón. Junto con al Apóstol Pablo podría decir: "Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera". (2ª Corintios 12:7). 

Quizá no he tenido las revelaciones que Pablo tuvo ni tampoco sus experiencias, pero en cierta medida puedo entender a que se refiere, por el hecho de haber cursado 3 años en un seminario de Teología. Como dice el Señor: "el que tiene oídos para oír, oiga." (Mateo 13:9).

Gracia y Paz.

Soli Deo Gloria.

Mejor es

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una Esperanza Viva

¿Conocer a Dios o conocer de Dios?

¿Conocimiento almacenado o conocimiento aplicado?