Un misterio revelado por gracia

 




Devocional 
“Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente. Leyendo lo cual, podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dada según la operación de su poder.”
Efesios 3:1-7


Título: “Un misterio revelado por gracia”


Reflexión breve:
Pablo escribe desde la prisión, no como víctima de Roma, sino como “prisionero de Cristo Jesús”, consciente de que su sufrimiento tiene propósito: el anuncio del misterio del Evangelio. Ese misterio —oculto por siglos— ahora ha sido revelado: los gentiles también son parte del pueblo de Dios, al mismo nivel que los judíos, mediante Cristo.

Este mensaje no es fruto de razonamiento humano, sino una revelación divina. Es una buena noticia para todos: no importa nuestro origen, tenemos acceso a la promesa, la herencia y la vida en el cuerpo de Cristo. Pablo no solo la recibió, sino que fue hecho ministro por la gracia y el poder de Dios, no por sus propios méritos.


Aplicación personal:

  • ¿Vives con gratitud por el privilegio de ser parte del cuerpo de Cristo, aunque no lo merezcas?

  • ¿Estás compartiendo el Evangelio como un misterio revelado que transforma vidas?

  • ¿Reconoces tu llamado a servir, no por mérito propio, sino por gracia?


Oración:
Señor, gracias por revelarme el misterio de tu gracia en Cristo. Gracias porque me hiciste partícipe de tu promesa. Ayúdame a vivir como un testigo fiel de ese mensaje, sirviendo con humildad y poder que vienen de ti. En el nombre de Jesús.  Amén.

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