¿Ves a Dios obrando en tu vida?
"Padre, no vengo a pedirte nada, no vengo a suplicarte por nada, sólo quiero estar contigo por quien eres".
No recuerdo exactamente cuando fue la última vez que hice este tipo de oración y mi corazón terminó en adoración como en este día. Si dijera que es algo frecuente en mi vida, estaría mintiendo deliberadamente. Pero la verdad es que buscar estar en al presencia Dios simplemente por que quieres estar con Él por quien es y lo que representa, no tiene nada que ver con lo que normalmente solemos hacer, que es ir delante de Su presencia, con una lista de peticiones, que si las examinamos de una manera honesta, van más dirigidas hacia la búsqueda de nuestro propio bienestar, que verdaderamente buscar el Reino de Dios y su Justicia (Mateo 6:33).
En el día de hoy después de estar un tiempo a solas en la presencia de Dios, he salido con algo que creo puede ser aparte de confrontador, de exhortación para todos aquellos que decimos ser cristianos.
Como hijo adoptivo que soy, hablo humanamente, crecí en un contexto en el que mi familia adoptiva por parte de madre, casi todos los miembros son policías nacionales, y como antiguo militar que fui (Legionario), es obvio que me gustan las series y películas policiacas y militares. Pues ayer viendo una de éstas series policiacas, CHICAGO P.D., hubo algo que me llamó extremadamente la atención. Haciendo un breve resumen, la cosa es que hubo un asesinato de una familia en la cual sólo hubo una superviviente que era una niña de 12 años la cual se puso debajo del cuerpo de una de sus hermanas asesinadas y ella se hizo la muerta, cosa que el tirador no se percató, y la única superviviente resultó ser la única testigo ocular de los hechos. Se abre una investigación y las pistas de lo sucedido llevan en su desarrollo a una especie de centro terapéutico, al cual asistían personas que sufrieron traumas y a base de hablar de esos traumaso de hacerles frente de esta manera, se descargaban de ese peso interno. Pero esto no es lo que me llama la atención, si no que el responsable de dicho centro, al interrogarle, ocurre algo que fue lo que me dejó pensando. Resulta que en su despacho tiene una pizarra en la que hay dibujada dos columnas, en la de la izquierda pone Víctimas y en la de la derecha, Triunfadores. Uno de los inspectores de la policía (Olinsky) que le interroga, observa lo que hay en la pizarra y le pregunta:
"¿En qué grupo está usted?" y la respuesta del responsable fue lo que me dejó pensando, su respuesta fue: "Aún lo estoy descubriendo".
Sinceramente, se me pasaron dos cosas por la cabeza, la primera fue: "Por lo menos es sincero" y la segunda: ¿Cómo se puede ser responsable de un centro terapéutico sin tener claro tú mismo en que lado estás e intentar ayuadar a otros?. Esto me hizo recordar algo que leí en un libro que ahora mismo voy a escribir:
"Podemos tener mucho conocimiento acerca de la santidad sin tener el menor conocimiento de Dios".
Esto depende de los sermones que uno oye, de los libros que lee, y de las personas con quienes se pasa más tiempo. He de decir que en esta época analítica y tecnológica, no faltan libros en la mayoría de las iglesias, ni sermones en el púlpito, que nos enseñan a cómo orar, cómo testificar, cómo leer la Biblia, de que manera ofrendar, de que manera actuar si somos recién convertidos, cómo actuar si ya somos maduros, cómo ser un cristiano feliz, cómo llegar a la consagración, cómo llevar a los pecadores a Cristo, cómo recibir el bautismo del Espíritu Santo (o, en algunos casos, cómo evitarlo), cómo hablar en lenguas (o, también, cómo justificar las manifestaciones pentecostales), y en general cómo cumplir todos los pasos que los maestros en cuestión asocian a la idea de ser un cristiano creyente y fiel. Tampoco faltan las biografías que describen para nuestra consideración las experiencias de creyentes de otras épocas.
Aparte de otras consideraciones que se puedan hacer sobre estas cosas, lo cierto es que todo esto hace posible que tengamos al alcance un gran caudal de información de segunda mano de lo que es la práctica del cristianismo. Pero lo cierto es que si aún tenemos alguna dosis de sentido común, con frecuencia podemos utilizar lo que hemos aprendido para ayudar a los más débiles en la fe, de los que tienen un temperamento menos estable (doble ánimo), podemos afirmar y desarrollar un sentido de proporción con relación a los problemas con los que los hermanos nos vienen, y de esta manera uno puede "ganarse" una reputación como "pastor". Por propia experiencia digo lo siguiente, es posible tener todo esto y no obstante apenas conocer a Dios verdaderamente. La cosa no está en saber si somos buenos en teología, o "equilibrados" (¡palabra horrible y pretenciosa!) en lo que se refiere a la manera de enfrentar los problemas del día a día, el problema está en reolver si podemos responder, sencilla y honestamente ¿Conozco a Dios de verdad o solo de oídas y por lo que he leído?
Concluyo con las palabras de Job, que espero se hagan realidad en cada una de nuestras vidas:
Job 42:5 "De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven".
Gracia y Paz.
Soli Deo Gloria.
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