Mi alma tiene sed de Ti

 


Salmo 42:1 "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.

En esta mañana, no es que me haya levantado con el texto que está encabezando la reflexión de hoy, pero si que ha habido algo que me ha hecho pararme a meditar en él. Quienes me conocen y han venido a casa, saben que tengo dos perros, Rex (un podenco andaluz) y Tayson (un cruce entre un podenco y un american standford pero, que ha salido a su abuelo que es un pitbull).


 
                                                 (TAYSON)                                   (REX)


La cosa es que normalmente estos perros duermen bien por las noches y no se les suele escuchar a no ser que haya ruidos en el exterior de la casa. Pero esta mañana Tayson a eso de las 5:30 empezó a, lo que se podría indentificar como, llorar y medio aullar, cosa que me extrañó bastante porque anoche les sacamos a hacer sus necesidades casi a las 23:00. Como es lógico me desperté y bajé para ver que es lo que le ocurría y, ¿sabes que le pasaba? no estaba reclamando para salir a la calle, cosa que dependiendo la hora hacen los dos ya que son animales de costumbres, tampoco en la ventana donde ellos están se vaían gatos, que sería otra razón para estar así. No le pasaba absolutamente nada, excepto una cosa, estaba reclamando mi atención para que estuviera con él, exactamente no sé que le ocurrió o que le estaba pasando, pero fue llegar hasta él, abrirle y se echó encima de mí. Después de estar un rato acariciándole y dándole sus mimos, se tranqulizó y se sentó a mis pies que es precisamente donde está ahora mismo.

Este hecho en particular fue lo que me llevó a traer a la memoria este salmo. Si nos paramos a anlizar el texto en sí, hay algo que llama especialmente la atención. El salmista usa la comparación de un ciervo que brama (en el hebreo es el término "arág" que tiene un signifcado que hace referencia a anhelar o suspirar) por el deseo de beber, con el clamor de su propia alma por Dios. La palabara usada para clamar en el hebreo es la misma que se usa para bramar (arág) y hace referencia a un deseo profundo de ser saciado o estar completo o satisfecho. Esto me llevó a una conclusión, los perros que tengo a parte de que son unos personajillos, son muy dependientes, están constantemente haciendo cosas para llamar tu atención o para que juegues con ellos, cosa que me llevó a hacerme una pregunta en cuanto a mi relación con el Señor: ¿Busco depender tanto de Dios como los perros dependen de nuestros cuidados? ¿Clama, anhela, suspira, desea profundamente mi alma al Señor, como el ciervo sediento al agua?

Espero que esta pequeña reflexión nos sirva para poder medir nuestro grado de dependencia del Señor y podamos obrar en consecuencia.

Gracia y Paz.

Soli Deo Gloria.
              

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