Hijos de la libre, no de la esclava
📖 Devocional: Hijos de la libre, no de la esclava
Texto base: Gálatas 4:21-31
“Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos: el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; este es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre. Porque está escrito: ‘Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.’ Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Mas ¿qué dice la Escritura? ‘Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.’ De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.”— Gálatas 4:21-31
🪔 Reflexión
Pablo apela a una historia muy conocida para los judíos: la de Abraham, Sara y Agar. Usando esta historia como alegoría, explica dos maneras de vivir la vida espiritual:
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Agar representa el pacto del monte Sinaí, la ley, que produce esclavitud. Su hijo, Ismael, nació por esfuerzo humano, no por promesa, de donde provienen los ismaelitas, es decir, el pueblo musulmán.
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Sara, por el contrario, representa la Jerusalén celestial y la promesa de Dios. Su hijo, Isaac, nació milagrosamente por la intervención divina.
Pablo dice algo radical: si tratamos de justificarnos por la ley (nuestro propio esfuerzo), nos comportamos como hijos de la esclava. Pero si vivimos por la fe en la promesa de Dios, somos hijos de la libre, como Isaac.
El mensaje es claro: Dios no bendice la autosuficiencia religiosa, sino la fe dependiente en Su promesa. Nuestra verdadera identidad no viene de lo que hacemos, sino de quiénes somos en Cristo: libres, no esclavos.
🙋 Aplicación
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¿Estás tratando de agradar a Dios con tu propio esfuerzo o descansando en Su promesa?
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¿Estás viviendo como hijo de la libre o aún con la mentalidad de esclavo?
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¿Dejas que la Gracia te defina más que tu rendimiento?
🙏 Oración
Padre, gracias porque en Cristo soy hijo de la promesa. No quiero volver a la esclavitud de la ley ni depender de mis fuerzas. Enséñame a vivir como hijo libre, lleno de fe, confianza y descanso en Tu Gracia. Que mi identidad esté firmemente arraigada en lo que Tú has hecho, no en lo que yo puedo hacer. En el nombre de Jesús, amén.
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